La Biblia & La Salud

La Biblia & La Salud

por: Cristhian Castellanos

“La Biblia es el libro de libro. Os dará vida y salud”

No es posible entender el objetivo de los principios de salud expuestos en la Biblia si no comprendemos la razón del ser humano como creación de Dios, y posterior al ingreso del pecado, la función del hombre en su proceso de restauración; y esto es una cuestión de fe.

“En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Génesis 1:1) En siete días “por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos; y todo el ejército de ellos, por el aliento de su boca… porque él dijo, y fue hecho; él mandó, y existió”, (Salmos 33:6-9) “de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía” (Hebreos 11:3) Y esto durante cada día de la creación, pero, durante el sexto día, Dios dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”; y “formó al hombre del polvo de la tierra, sopló en su nariz aliento de vida y fue el hombre un ser viviente.” (Génesis 1:26, 2:7)

Como en toda máquina, la función precede a la estructura, y en maquinarias complejas se establecen leyes de funcionamiento y relación entre estructuras, para lograr el objetivo de la máquina, de tal forma que al ser violadas traen como consecuencia daños que en ocasiones pueden ser irreparables. De igual manera el inventor o creador entrega junto con la máquina un manual de instrucciones precisas para mantenerla en correcto funcionamiento.

El hombre, la maquinaria viviente más compleja, dotado de inteligencia, fue hecho detalle a detalle, órgano a órgano, por las manos de Dios mismo en persona. (Ver Salmos 139:13-14) Teniendo en mente la función de los seres creados (Salmos 19:1-2), en especial la del hombre: “Temed a Dios, y dadle gloria” (Apocalipsis 14:7) el Señor procedió a crear la estructura de la maquinaria humana de tal forma que se cumpliese aquello para lo cual se concibió; como Imagen de Dios el hombre era perfecto en su forma física y como Semejanza reflejaba perfectamente el carácter de su creador. ¿Y cuáles eran las leyes del funcionamiento? ¿Cuáles eran las normas que iban a mantener la maquinaria creada en perfecto funcionamiento? Era su Ley. “Como la ley de amor era el fundamento del gobierno de Dios, la dicha de todos los seres creados de- pendía de su perfecta armonía con los grandes principios de justicia.” (Conflicto de los Siglos, 547) ¿Y qué de las leyes físicas? “Dios es tan ciertamente el autor de las leyes físicas como lo es de la ley moral… Toda ley que gobierna la maquinaria humana ha de ser considerada tan divina en su origen, en su carácter y en su importancia como la Palabra de Dios.” (Consejos sobre el Régimen Alimenticio, 18-19) Y el hombre y la mujer vivieron en perfecta armonía hasta que entró el pecado. 

El pecado fue lo que trajo consigo el sufrimiento, el dolor, la enfermedad y la muerte. Y no hay otra definición más clara de pecado que la presentada en la primera carta del apóstol Juan “el pecado es transgresión de la ley.”(1 Juan 3:4) Y una vez transgredida la ley moral, el ser humano continuo transgrediendo cada una de las leyes físicas tanto del mundo natural como las del cuerpo humano. Dios se propuso salvar al hombre de esa cadena de miseria y muerte, y su voluntad es “que se vuelva el impío de su camino, y viva” (Ezequiel 33:11), “no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9) y no solo eso sino que nos dice: “Amado, deseo que prosperes en todo, y tengas salud, así como prosperas espiritualmente” (3 Juan 2)

Dios que nos ama tanto, ha dispuesto no solamente la restauración espiritual del hombre, sino que en su palabra ha dejado además instrucciones claras y precisas para lograr una restauración mental y física. En una ocasión le preguntaron a Jesús ¿Cuál era el primer manda- miento de todos? Su respuesta fue “Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con todas tus fuerzas. Éste es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos.” (Marcos 12:30-31) Solo una persona que tenga un pequeño vislumbre de lo que Dios hizo, de su amor manifestado en la cruz, de lo que está haciendo y lo que está dispuesto a hacer por la raza caída podrá conocer ese Amor y amará a Dios, como consecuencia de esto amará a sus semejantes y se amará a sí mismo, y comprenderá que su cuerpo es templo del Espíritu Santo y lo tratara como tal. (1 Corintios 6:19). Esa es la razón por la cual la mensajera de Dios declara: “Los hombres no serán nunca temperantes hasta que la gracia de Cristo sea un principio viviente en el corazón.” (Consejos sobre el Régimen Alimenticio, 40). Así “glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu” (1 Corintios 6:20). “Deberíamos colaborar con Dios en el cuidado de nuestro cuerpo pues el amor hacia Dios es esencial para la vida y la salud” (Mi vida hoy, 25 de mayo)

Dios en su sabiduría dio normas que tienen como objetivo recuperar y preservar la salud. ¿Dónde se encuentran? En el único libro que contiene su palabra: La Biblia. Allí existen muchas, ejemplos son: el plan de alimentación original (Génesis 1:29), después del pecado (Génesis 3:17-18), aún después del diluvio (Génesis 9:3-4) y su afán por volver al original. Hay leyes de limpieza, temperancia en el des- canso, trabajo, estudio (Eclesiastés 5:18, 12:12) y alimentación (Proverbios 10:17); incluso cosas conocidas como que la alegría es medicinal, que los actos bondadosos y palabras dulces promueven la salud (Proverbios 17:22, 16:24). Otras son dadas como prohibiciones: consumo de licor, carne con su sangre, entre otras. ¿Cómo somos participantes del beneficio de estas normas? Creyendo y obedeciendo, “pues sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que a Dios se acerca, crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6) “y cuida de ponerlos por obra, para que te vaya bien, y seáis multiplicados, como te ha prometido Jehová” (Deuteronomio 6:3), pues Él es fiel a su palabra.

Te invito a que hoy con un espíritu de obediencia y oración escudriñes la Palabra de Dios en busca de Vida y te aseguro la tendrás. Ω

Dr. Cristhian Castellanos.

 

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