¿Podemos Vencer el Pecado?

¿Podemos Vencer el Pecado?

por: Pr. Norberto Restrepo

“Todo aquel que es nacido de Dios no practica el pecado” 1 Juan 5:18

Hay dos clases de defectos en los seres humanos. El primero, es genético -está en los

genes transmitidos por los padres a los hijos - los demás son adquiridos. Los hemos conseguido o cultivado, y todos los que somos padres hemos entregado a nuestros hijos esos defectos.

El enemigo ha trabajado con la religión para impedir que venzamos esos defectos. La mayoría del mundo cristiano ha desarrollado una manera de pensar, una teología que seremos salvos en nuestros pecados. Hay dos grupos de cristianos.

Un grupo cree que no podemos vencer el pecado y que todo lo referente a nuestra salvación, ocurrió en la cruz; y que no tenemos nada más que hacer. El otro grupo cree - en su mente- que sí se puede vencer el pecado; pero en la práctica demuestra todo lo contrario; así que, también están en el mismo grupo. Las Escrituras nos hablan de victoria. El Apocalipsis es un libro de victoria “Al que venciere.” (Apoc. 2:7) ¿Al que venciere qué? El pecado. Lo único que hay que vencer es el pecado.

El apóstol Juan nos dice: “¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?; Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca. (1Juan 5:4,18). No sé si creemos en esto; y si creemos debemos preguntarnos ¿Es esta la realidad de mi vida? Si esta no es su experiencia; puede ir al Señor y pedirle que le enseñe, y Él le enseñará justicia, porque éste es su trabajo. ¿Qué significa el nombre Jesús? Salvador, porque “Él salvará a su pueblo de sus pecados.”(Mat 1:21) no en sus pecados. Muchos cristianos creen que somos salvos en los pecados. Esto es un engaño. Somos salvos por Jesús de nuestros pecados, y nuestra vida debe ser un laboratorio donde este hecho toma lugar momento a momento.

Recordemos lo que el Señor dice: “Bienaventurados los de limpio corazón,” (Mat 5:8) y, ¿qué es un corazón limpio? Jeremías ex- presa: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso” ( Jer 17:9) No hay nada más perverso que el corazón humano, por genética y por hechos. He encontrado que esto al ser humano le es difícil aceptar. El  primero  que  lo rechazó fue Adán. No aceptó que había caído, “la que cayó fue Eva”, dijo, y la mayoría de nosotros nos hemos vuelto expertos en justificación propia. Siempre nos sacamos en limpio: ¡yo no fui!, fue ella, y estamos buscado a alguien a quien culpar. Somos expertos en la justificación propia, y la justificación propia es la única religión falsa que existe y ésta comenzó en el Edén. De ahí en adelante todos hemos participado del mismo espíritu.

 Pero nosotros hemos sido llamados a alcanzar la victoria sobre el pecado. Satanás dijo desde el principio, “la ley de Dios es injusta, nadie puede guardarla”. La humanidad le ha creído; hay dos grupos, uno que dice que la ley fue abolida en la cruz, y el otro grupo con el testimonio de su vida dice que no hay ley. Estos dos grupos  están en lo mismo. Pregunto: ¿Es su vida un laboratorio de la gracia de Dios, donde usted está venciendo momento a momento? Lo que dice 1 Juan 3, es muy comprometedor. “Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la si- miente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.” (1Juan 3:9) ¿Qué es esto? Los que van a vencer han nacido de Dios. No sé si estamos como Nico- demo que, aunque era de los ilustrados en la religión, no sabía lo que esto significaba. ¿Lo entendemos nosotros? Noten lo que el apóstol dice: “Todo aquel que es nacido de Dios.” (1 Juan 3:9) Aquí aparece el verbo SER, y ¿Qué es ser? Significa constitución, estado, naturaleza; no es cuestión de cosas, porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo. ¿Qué se necesita para que alguien nazca? Engendrar. Y ¿para engendrar que se necesita? Una semilla, sino hay semilla no hay vida. ¿Cuál es la Semilla de Dios? Juan dice: “Todo aquel que es nacido de Dios,” usted debería saber si ha nacido de Dios. Hoy hacen pruebas  de ADN para saber si ese hijo lo engendró ese padre, y ¿cuál es el ADN de Dios? “… no practica el pecado”. No peca. Muchas personas quisieran arrancar estos textos de la Biblia. Y, ¿por qué no pecan? Porque la Semilla de Dios lo único que puede reproducir, es su imagen y su carácter en aquellos que han sido engendrados por Él. ¿Cómo sucede esto? No lo sé, la Escritura dice que esto es un asunto de fe y la fe es algo que todos podemos poseer y no nos cuesta.

¿Qué es la Palabra? Hoy en día la gente no cree en la palabra de nadie, se cree en el papel. Tenemos que firmar papeles, hacer documentos y sin estos no hay nada. ¿Por qué? Porque nos hemos vuelto falsos somos mentirosos. Pero esto no sucede con la Palabra de Dios, “así será mi Palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.” (Isa 55:11)  La palabra es la si-miente, la semilla de Dios. ¿La hemos recibido? ¿O solo cargamos el Libro? Cargamos la letra como liturgia.

Miren como es la palabra, y lo terrible de la palabra mentirosa; cuando un hombre le dice a una jovencita que la ama ¿Qué sucede en el corazón de ella? Se siembra una semilla de esperanza, seguridad, afecto, cariño y confianza ¿Qué sucede con la persona? Se entrega, sola-mente por la palabra, y si nosotros le creemos a la palabra de un hombre de corazón perverso ¿Por qué no le creemos al Señor? ¿Entienden la ilustración? Le creemos al novio o a la novia, a la palabra del “príncipe azul” pero no creemos en la Palabra del Señor, por esto no hemos nacido de nuevo. Si la palabra del hombre hace eso, ¡Qué no hará la Palabra de Dios en nosotros! Nuestro problema es que no hemos recibido la Palabra de Dios, la cargamos como un libro de hojas blancas y letras negras.

Cuando el novio le dijo a la señorita que la amaba, que no podía vivir sin ella y le mandó ramos de flores, regalos, serenata con mariachis; y hasta los vecinos decían ¡oh cuanto la ama! Al punto que ella estuvo dispuesta a dejar a sus padres para irse con alguien que en realidad no conocía, solo por la palabra de él. ¿Cuánto no hará la Palabra de Dios en quien la reciba? Cuando a ella le dijo que la amaba, ¿qué había detrás de esa palabra? Una persona. No puede haber palabra sin persona porque la palabra es algo vivo, es algo del hombre, detrás de cada palabra hay una persona, puede haber letra sin persona, pero no palabra sin ella.

El mundo cristiano ha perdido esa realidad; y perder esto, es perderlo todo. Por ello es que el mundo cristiano  no tiene victoria. La Escritura dice: “y Aquel verbo (la Palabra) se hizo carne”. Y te dice “si alguno quiere venir en pos de mí niéguese a sí mismo y sígame, déjame entrar en tu corazón y engendrar en ti una nueva vida.” Miren cómo funciona la Palabra, es muy sencillo ¿Tiene usted algún enemigo?  ¿Qué debe hacer con él? “Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen; (Luc 6:27) sencillo, no hay que hacer otra cosa. Y si yo tengo la capacidad de recibir la palabra del novio y nos entregamos, ¿por qué cuando el Señor me dice que debo amar a mis enemigos no la recibimos? pero seguimos cantando y haciendo liturgia. “Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí,”  (Isa 29:13).

 Estamos engañados con religión. ¡Cuánta Palabra nos ha sido dada en este precioso libro, la Biblia; y además, ¡todos los libros del Espíritu de Profecía! En ellos tenemos palabra para cualquier cosa y circunstancia de la vida, hasta que Cristo venga; no necesitamos más. Y déjenme decirles un secreto, una sola palabra de Él, recibida en el corazón de un ser humano pecador, es suficiente para cambiar toda la historia de la vida de esa persona. Si, solo una Palabra.

Pero no es el texto o el versículo, es el recibir al que está detrás de la Palabra. A una persona, y esa es Cristo. Juan habla de esto en un lenguaje sencillo: “A los suyos vino, y los suyos no le recibieron,” ( Juan 1:11). Esto es lo que el pueblo Hebreo debería haber hecho; recibirlo. La salvación es, recibirlo a Él, es recibir la Palabra. El Señor nos dice: “Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es Su nombre; y tu Redentor,” (Isa 54:5). Esta no es una parábola literaria, esto es real. Todo marido engendra, esto es lo que nos dice Juan: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;  los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.” ( Juan 1:12-13)

¿Hemos sido engendrados por Dios? Tristemente, hoy estamos tan ocupados en nuestros negocios y quehaceres, que no tenemos tiempo para Él. No tenemos tiempo para nuestro culto familiar; para la comunión con Dios. Tenemos tiempo para la televisión, el periódico, el internet, el celular, pero no hay tiempo para la  Palabra de Dios. ¿Cuándo vamos a vencer? ¡Nunca! Y seguiremos engañados con religión, llegando al atrio cada Sábado. Pero sin vida, sin Palabra y sin recibir el engendro, la simiente de Dios.

Pero en Cristo hay esperanza, “Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.” (1 Juan 3:8) Ω

 

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